Los escarabajos y las botellas de cerveza: Una lección sobre nuestra propia percepción

En la década de 1980, unos investigadores de Australia hicieron un extraño descubrimiento. Un tipo de escarabajo, el escarabajo joya australiano (Julodimorpha bakewelli), se sentía irresistiblemente atraído por las botellas de cerveza desechadas. Las botellas, cubiertas de pequeñas protuberancias, parecían a los escarabajos macho el dorso texturizado de un escarabajo hembra. Intentaban aparearse con las botellas e ignoraban por completo a sus verdaderas parejas, a menudo con consecuencias perjudiciales. Este comportamiento se explica por lo que los científicos llaman filtro sensorialla forma en que los seres vivos están programados para fijarse sólo en cosas específicas que son importantes para la supervivencia o la reproducción.

Una realidad filtrada

Al igual que estos escarabajos, los humanos no vemos toda la complejidad del mundo que nos rodea. Nuestros cerebros filtran constantemente la información. Lo que llamamos "realidad" no es una verdad objetiva, sino una versión del mundo moldeada por lo que nuestro cerebro decide que es importante. Estos filtros se han ido afinando a lo largo de millones de años de evolución, centrándose en cosas que nos ayudan a seguir vivos y a transmitir nuestros genes. Todo lo que se sale de esas prioridades suele ignorarse, ya que nuestro cerebro lo hace por eficiencia: nos ayuda a conservar energía y a procesar sólo lo que es más relevante para la supervivencia.

Los límites de la percepción humana

Piensa un momento en la esperanza. La esperanza es un sentimiento fuerte que ayuda a la gente a superar tiempos difíciles, pero no es algo que podamos ver o tocar. Para nuestros primeros antepasados, centrarse en la esperanza no era importante para sobrevivir. En su lugar, sus cerebros se centraban en cosas como encontrar comida, detectar peligros o identificar posibles parejas.

Por eso, aunque nos encontremos en un lugar hermoso, es posible que no nos demos cuenta del todo. Nuestro cerebro está diseñado para centrarse en lo que nos mantiene a salvo y vivos, no en las cosas que nos hacen sentir felices o en paz. En el mundo actual, con tantas distracciones, esta "visión de túnel" hace aún más difícil apreciar los pequeños momentos que pueden aportarnos alegría.

La visión de túnel de la vida moderna

La vida moderna nos bombardea con información: plazos, teléfonos inteligentes, redes sociales. Este flujo constante de información abruma nuestro cerebro y hace que nuestros filtros naturales sean aún más estrictos. Las cosas que no se consideran urgentes, como la belleza de una puesta de sol o un gesto amable, pasan desapercibidas.

¿Cuál es el resultado? Mucha gente siente que le falta algo en la vida, a pesar de que hay mucho de lo que disfrutar. ¿Cuándo fue la última vez que te paraste a mirar a tu alrededor y pensaste: "Esto es precioso"?

Cómo pueden ayudar los psicodélicos

Aquí es donde los psicodélicos, como psilocibina o LSDentran en escena. Las investigaciones demuestran que estas sustancias pueden alterar temporalmente el funcionamiento del cerebro. En concreto, alteran el funcionamiento del cerebro. modo por defecto redque actúa como un piloto automático, centrándose sólo en lo que le resulta familiar o necesario.

Cuando este piloto automático se interrumpe, la gente suele notar cosas que normalmente ignora. Un rayo de sol entre los árboles, el intrincado diseño de una flor o incluso una renovada sensación de conexión con los demás. Psicodélicos parecen "abrir las puertas de la percepción", permitiendo a las personas experimentar una versión más amplia y rica de la realidad.

Una nueva forma de ver el mundo

Esto no significa que psicodélicos son una solución mágica para todo. Pero nos recuerdan que nuestra forma de ver el mundo no está grabada en piedra. Nos muestran que podemos aprender a prestar atención a lo que de verdad importa, incluso sin psicodélicos.

Los escarabajos australianos fueron engañados por sus filtros sensoriales, incapaces de ver más allá de una ilusión. Pero quizá sea esa la lección que nos ofrecen: que nosotros también podemos ser conscientes de nuestros propios filtros y limitaciones. Y una vez que lo hacemos, podemos tomarnos un momento para mirar realmente a nuestro alrededor y darnos cuenta de la belleza que siempre ha estado ahí, esperando a ser vista.

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